jueves, 14 de julio de 2011

Líneas de retardo

Las líneas de retardo son unos de los primeros dispositivos de memoria usados en computadores digitales. Este tipo de memorias eran memorias refrescables cuyo acceso a datos era normalmente en serie, al contrario de las memorias más modernas donde el acceso es aleatorio.

En su configuración más primitiva, los datos, que llegaban a la memoria en forma de pulsos eléctricos, eran introducidos en ella por medio de algún tipo de transductor, normalmente formado por un material piezoeléctrico. Éste transformaba dichas señales eléctricas en ondas mecánicas que eran emitidas a lo largo de un cilindro relleno, en la mayoría de los casos, de mercurio. Este tipo de medio permitía que se pudiesen propagar cientos o miles de pulsos hasta el otro extremo del tubo donde había otro transductor que recibía la señal y la convertía de de nuevo en pulsos amplificados que eran enviados de nuevo al comienzo del tubo formando un ciclo cerrado, como en que aparece en la siguiente figura, que aseguraba el almacenamiento de los datos.




En el acceso a memoria había que esperar a que saliese la parte de la trama de pulsos a la que se quería acceder, siendo este tiempo del orden de micro segundos.

Este tipo de memorias fueron perfeccionados por el ingeniero estadounidense J. Presper Eckert en la década de los cuarenta. Eckert fue el principal ingeniero del ENIAC (Electronic Numerical Integrator And Computer), uno de los primeros ordenadores electrónicos de propósito general.

Las líneas de retardo de mercurio fueron introducidos en ordenadores como el e EDVAC (Electronic Discrete Variable Automatic Computer) o el UNIVAC I (UNIVersal Automatic Computer I), cuya memoria aparece en la siguiente foto:



Se usaba mercurio ya que su impedancia acústica es aproximadamente similar a la de los transductores piezoeléctricos de cuarzo, lo que hacía que este tipo de dispositivos poseyeran un alto precio y un alto grado de toxicidad. Además, para su perfecto funcionamiento, el mercurio se solía mantener a una temperatura aproximada de 40º centígrados, lo que suponía un considerable gasto de energía.