Los circuitos de los ordenadores modernos se basan en dispositivos electrónicos semiconductores. Hoy en día la base tecnológica de los ordenadores es básicamente electrónica, en contraste con las primeras máquinas automáticas de cálculo que estaban construidas a base de engranajes y eran puramente mecánicas.
La transición entre una tecnología y la otra no se produjo de un día para otro y durante un período de tiempo los ordenadores se basaban en dispositivos electromecánicos como los relés o relevadores.
Los relés fueron inventados por el físico estadounidense Joseph Henry en 1835. Básicamente estos dispositivos constan de un electroimán que permite abrir o cerrar uno o más contactos permitiendo el paso de la corriente eléctrica en uno o varios circuitos.
Estos dispositivos pueden funcionar como amplificadores de corriente ya que una pequeña señal recibida puede accionar el electroiman y activar un nuevo circuito que transmita esta señal amplificada a partir de una batería o fuente de energía local. Gracias a esta propiedad los relés fueron clave en el desarrollo de la transmisión de las señales telegráficas.
La posibilidad de controlar la apertura y cierre de un circuito en función de otro independiente hace que el relé tenga un comportamiento similar al de un transistor. Los transistores son la clave de los circuitos digitales modernos que permiten construir veloces procesadores en un espacio muy reducido.
El relé presenta algunas desventajas con respecto al transistor, como su elevado tamaño o el desgaste y rotura propios de un dispositivo mecánico.
Se construyeron varias computadoras con tecnología electromecánica. Cabe destacar la computadora Harvard Mark I desarrollada en la Universidad de Harvard en 1944 por el ingeniero estadounidense Howard H. Aiken basándose en la Máquina Analítica de Charles Babbage. Las dimensiones de esta computadora eran monstruosas, pesaba varias toneladas y producía un ruido semejante al de una sala llena gente tecleando en máquinas de escribir.
Los relés se siguen usando en la actualidad ya que permiten el manejo de circuitos con grandes voltajes e intensidades que quemarían un transistor. Los PLCs, piezas clave en la industria moderna, se basan en esta tecnología.